P - A veces pienso que me gustaría ser normal. Pienso que estaría bien ponerme una tarde a ver la nueva película de Vin Diesel y disfrutarla como un niño pequeño disfruta una piruleta, pero los dioses no lo quisieron así (si, los dioses, soy un pagano blasfemo), quisieron que ese tipo de cine no me satisfaciera suficiente y que quisiera ir más allá. Esta maldición fue la que me llevó a ver “Réquiem por un sueño”, una película que me traumaría una y otra vez, al verla repetidas veces, dada mi naturaleza masoquista. Amo esta película y la odio por partes iguales. Disfruto y desprecio cada segundo de este producto del malvado Aronofsky. Necesito, por favor, que alguien me saque de este espiral de autodestrucción que es bajar a los infiernos una y otra vez y no poder esperar a volver a hacerlo. Necesito ayuda.
A - Bien, yo te puedo ayudar: La púrpura por la mañana, la azul para comer, naranja por la tarde y para dormir la verde, de nada. No se bien bien porque vi esta película, creo recordar que fue presión social, pero el visionado de ésta es como un accidente, no recuerdas nada anterior al suceso. No se cuantas veces la habrás visto, pero me imagino, conociendo tu grado de “cinepatía”, que las suficientes para poder ver a Sara Goldfarb en tu comedor enrollándose con el presentador del programa más absurdo que he podido ver jamás. Que paradojas da la vida, la soledad personificada loca por un premio que nunca llegó y no, no es el Oscar a mejor actriz.
P - Gracias por la recomendación, pero creo que después de ver esta peli ya no pienso tocar una pastilla en mi vida (no sobrio, al menos). Mucha gente dice que esta es la película más depresiva que existe, y sin duda no les puedo reprochar que digan eso, pues es posible que lo sea, pero seamos justos, te jode el día, pero te lo jode mediante un poema (aunque sea el poema más desagradable jamás escrito). Las actuaciones no tienen nombre, Jared Leto, Jennifer Connelly y Marlon Wayans (si, el fumeta de Scary Movie en un papel serio) están que te ponen la piel de gallina, sin embargo, quedan eclipsados por una de las actuaciones más titánicas y escalofriantes que he visto nunca, la de Ellen Burstyn.
A - Sinceramente, estoy de acuerdo contigo, pero considero que Jennifer (Marion en la película) es una actriz sublime, y no lo digo por su interpretación, que también, lo digo por el poder que tiene sobre los espectadores masculinos. Me explico, en ciertas partes de la película cualquier hombre perdería la cabeza por esa mujer recién horneada, pero, dios, en otras escenas lo único que un hombre le daría a esta mujer es un soga bañada en metadona, da verdadero asco (BRAVO por ella y el set de maquillaje). Bueno, cambiando de tema, pobres lectores los que no hayan visto esta película y hayan llegado a leer hasta aquí, en fin, al menos conocerán la canción que acompaña la trama durante toda la película…
P - Albert, esa es la magia del cine, te das cuenta de que una actriz es buena de verdad cuando a pesar de estar buena, te provoca una antierección. Bueno, poco me queda por comentar ya, como has dicho tú, la famosísima banda sonora, que ni siquiera llegó a ser nominada para los Oscars y estoy seguro en afirmar que es de las mejores que se han hecho nunca (es capaz de convertir un pulso chino en algo épico). A riesgo de ponerme muy gafapasta, tengo que decir que la combinación entre la frenética dirección de Aronofsky y su atrevido montaje hacen la mitad del trabajo en cuanto a potencia de la película se refiere. Nadie podría hacer de una pinchada de heroína algo tan único y conciso.
A - Estoy de acuerdo también, estos efectos audiovisuales del director hacen de esta película una de esas que jamás verías con tus padres al otro lado del sofá, porque aún no haber consumido nunca drogas, ese realismo sensorial y tu juventud hacen de un domingo en familia la situación más tensa para un adolescente, que probablemente coquetee con esas “sensaciones” en un futuro no muy lejano.