Crítica a El Jugador: Las gafas de pasta de Mark Wahlberg

Suerte que era el día del espectador. Sinceramente no sé ni qué decir, no tengo palabras. Tenemos a Mark Wahlberg haciendo de Mark Wahlberg en versión pringado depresivo sin proteínas que valgan por un lado, un argumento sin principio, ni fin, ni introducción ni nudo ni desenlace; unos secundarios correctos pero absurdos en general… lo que más me habrá gustado ha sido ver a Omar de The Wire haciendo de mafioso nigga tipo duro, aunque como personaje no le llegue ni a la mierda de la suela del zapato. Tenemos también el peor y más irrelevante romance jamás creado. En fin, que hay mucha mierda con la que trabajar, así que manos a la obra. 

El argumento se podría resumir diciendo que va de un profesor de literatura muy aburrido adicto al juego y a ser gilipollas, sobretodo a ser gilipollas. Bueno, lo de profesor de literatura es cuestionable, más bien es profesor de lecciones sobre la vida moralmente dudosas. Y hasta denunciables. No sé como cojones no le despiden, pero bueno. Eso, que el protagonista es un deprimido con una filosofía de vida tirando a una especie de nihilismo para retrasados (sí, todavía más para retrasados), que como personaje es de los peores protagonistas escritos nunca, y como que la interpretación de Wahlberg no ayuda, solo consigue que pienses que es todavía más imbécil de lo que ya parecía sobre el papel. Que no tengo nada contra el pobre Mark, pero joder, mira que es fácil no hacer la misma cara mientras está en un entierro que cuando está ligando. Que por cierto, vaya forma de ligar…


Táctica usual para ligar de Mark Wahlberg: quitarse la camiseta. Aquí me temo que eso no puede hacerlo, así que lo que hace es soltar discursos pretenciosos, vacíos y autocompadecientes para que la tía se le tire encima. Ahora ya sé como ligar en bares. Le entras a una, le dices que te quieres suicidar porque has perdido el rumbo y ¡pam!, sin darte cuenta ya estarás en el lavabo manoseándote con la más buenorra del local. La era de Mario Casas ha terminado, ahora es la era de los depresivos enclenques.


El director, hablemos de “el director”. Qué cojones intenta. Es como si intentara mezclar una pizca de todos los directores raritos del mundo. Coge un poco de Abel Ferrara, un poco de Winding Refn, hasta parece intentar coger cachitos de Jim Jarmusch. Pero lo hace todo mal. Coge la mierda de cada uno y consigue crear una atmósfera que es a ratos indie, a ratos hipster y a ratos parece de un cargado thriller nórdico. Pero todo eso en plan puta mierda.


Lo siento si me estoy alargando demasiado, pero no puedo evitarlo. Bueno en realidad no lo siento, si leéis es cosa vuestra, si no queréis hacerlo no lo hagáis que nadie os obliga. Y me encanta divagar. Y sacar a la gente de quicio. Mucho. Demasiado. Vale ya está. O no. Vale va ahora…¿sí?

En definitiva, que es una mierda, todo es una mierda en ella, lo único que se salva son un par de secundarios que son mil veces mejores que el protagonista, porque lo que es la historia es estúpida, sin finalidad y gilipollas. Todo en esta película es gilipollas. Y no hablo de la escena final a lo Forrest Gump porque sino ya… En resumidas cuentas, si alguien os habla bien de esta “película”, es que le han pagado. Y muy bien.