Al otro lado de la cama: Michael Haneke

Bien es sabido que hay diversos tipos de cine, se podría dividir en varios sectores dependiendo de muchos factores. A pesar de ello, no me molestaré en hacer tales distinciones, sino que lo dividiré en dos grandes sectores: el cine comercial y el cine no comercial (aunque obviamente hay veces que es una mezcla de los dos tipos, aunque rara vez pasa).

El cine comercial es aquel que la gente ve para pasar un buen rato, que busca atraer al público y es el que suele estar en los cines. Y por otro lado está el cine no comercial (asociado a términos como "cine de autor" o "cine independiente", aunque una cosa no implique necesariamente la otra), que en teoria es aquel que no busca atraer a las masas, sino gustar a los críticos (pero joder, a quién no le gusta tener dinero). Existe cierta gente que se decanta únicamente por este último sector y califica al cine comercial de basura (gafapastas, hipsters, flipaos, llámalos como quieras), que aunque si es cierto que el cine no comercial suele estar más trabajado, sin talento no se consigue nada igual (anda que no hay bazofias que no gustan ni a críticos ni a público, con razón).

En definitiva, que en este apartado hablaré sobre "el otro lado de la cama", es decir, los directores más reputados del cine no comercial (desde mi punto de vista, claro). Michael Haneke es el primer afortunado.

Hay gente que dice que este hombre está loco y hay gente que dice que es un genio. Yo digo que es un director de cine. Como director de cine sabe aprovechar sus recursos más que la mayoría sin duda, a partir de ahí si lo que hace es una genialidad o una locura no me corresponde a mi decidirlo.


Por si no lo habéis notado, personalmente me encanta este tío, me encanta como crea unas atmosferas agobiantes y malsanas, como es capaz de con una hora y media joderte el día y a la vez hacerte reflexionar, como consigue que todo el mundo se ponga a plantear teorías acerca de sus películas y que nunca dé una respuesta, como te sugiere tantas cosas pero no te muestra nada, como se atreve a sobrepasar los límites entre el cine y la realidad. Porque que un psicópata coja un mando de la tele y rebobine la película en la que está actuando o que te guiñe el ojo mientras está jugando a sus juegos macabros (Funny games) es algo que solo un tío como Haneke es capaz de hacer.

Muchas idas de olla tiene este director, de eso no cabe duda, por eso hay gente que siempre pensará que es un simple lunático y hay gente que siempre pensará que es el puto amo. Yo pienso que es el puto amo, pero al fin y al cabo puede que el sea un loco y yo lo sea también por creer que no lo es. Me da igual. Solamente Haneke es capaz de meterme una peli de casi dos horas y media, en blanco y negro, sin absolutamente nada de acción y planos más largos que un día sin pan (La cinta blanca) y no solo que no me duerma, sino que me mantenga intrigado todo el jodido rato pensando en lo que está pasando (o en lo que estará pasando, pues apenas te enseña nada, tienes que suponer). 

Llamadme loco, pero me gusta que en vez de darme la lección masticada, me la planteen y la tenga que desvelar yo (estoy hablando en el ámbito del cine, estaré loco pero tampoco soy gilipollas). Michael Haneke trata con respeto a su espectador (o puede que le tome el pelo y se descojone por ello), pero en cualquier caso, este tío mola.